¿Cómo afrontar el aislamiento por Coronavirus?

Comprender la situación. Las indicaciones del estado de alarma y las recomendaciones generales las sabemos al dedillo, puesto que no paran de informar de ellas por los medios de comunicación. Tenemos por delante una cantidad de tiempo incierta en la que vamos a estar con limitación de tránsito, teniendo que estar en casa, cambiando nuestras costumbres, y con miedo al contagio. De momento sabemos que serán 15 días, pero es más que probable que esos 15 días tengan que alargarse por más tiempo.

Imagen de ecestaticos.com

No sólo han cambiado nuestras costumbres, se ha restringido nuestra libertad. Pero tenemos que ser comprensivos y conscientes de que está más que justificado, pues el bien para todos es quedarse en casa, y evitar así un colapso de los servicios sanitarios.

Dicho esto, ya sabemos pautas de limpieza, de tránsito y demás, pero ¿qué podemos hacer para llevar mejor la situación de aislamiento?

Una situación especial de aislamiento es cuando se tienen menores de edad en casa, cuando son muy pequeños les resulta difícil comprender por qué no hay guardería o colegio, por qué no se puede ir al parque o simplemente por qué mamá o papá no van a trabajar. Lo importante es intentar adaptar la información a la edad que tiene el menor, asegurarnos de que lo comprende, pero sin ser excesivamente detallistas, puesto que los pequeños de la casa para lo que no comprenden buscan explicaciones en su imaginación, y esto puede ser peligroso. Para asegurarnos de que lo hayan entendido podemos preguntarles o pedirles que se lo expliquen a otro familiar, a un muñeco, al perro, etc.

Cuando son niños de edad más avanzada, a partir de los 5 años, tenemos que atender a la situación desde la calma, tener mucho cuidado de la manera que hablamos sobre el virus, puesto que somos el espejo en el que se miran, y si actuamos con descontrol, podemos favorecer que tengan ansiedad y miedo sobre la situación.

Los primeros 14 días serán claves, puesto que será en este tiempo cuando comiencen a aparecer la sintomatología del virus que pudo ser transmitido antes del aislamiento. Lo que nos han dicho es que estemos en casa, que salgamos lo imprescindible y que nos observemos, pero cuidado con observarse demasiado. El miedo ante lo desconocido y ante lo incontrolable hace que mecanismos irracionales se pongan en marcha, comencemos a notar síntomas y entremos en pánico. Hay que tener bien claro que la sintomatología preocupante del COVID-19 consta principalmente de: Tos seca, fiebre alta y persistente (por encima de 38 grados) y dificultad para respirar. La mente es muy poderosa, y ante niveles altos de ansiedad se produce un efecto que se llama “somatización”, por el cual nuestro cuerpo empieza a experimentar síntomas debido al nivel alto de ansiedad, como por ejemplo hiperventilación (con sensación de ahogo), problemas digestivos de cualquier tipo, taquicardia, o incluso febrícula. Hay que estar pendientes más que de los síntomas, de la evolución que tienen, y si nos encontramos en situación de duda con otro problema de salud, ponerlo a prueba de la siguiente manera para no dejar que la ansiedad gane la batalla: ¿qué otra explicación tendrían mis síntomas que no estén relacionados con el coronavirus? ¿he tenido contactos de riesgo? ¿estoy focalizándome mucho en mis síntomas y los estoy amplificando? Busca una medida objetiva de los síntomas, por ejemplo, si mi termómetro marca 37 grados son 37, no depende de cómo yo los interprete. Hay que evitar el continuo escaneo de nuestro cuerpo.

Evitar la sobreinformación, y si quieres estar informado, trata que sea por fuentes oficiales.

Ahora mismo hay un bombardeo de información, además es una información que se actualiza cada poco tiempo. En nuestro país la curva va en ascenso, y hace que se tenga el alma en vilo pues contagios y fallecimientos van subiendo en cada actualización. Hay que evitar pasar todo el día pendientes de cada actualización, pues crea sensación de impotencia y miedo. Evitar también en la medida de lo posible, el creer y dar difusión de noticias relacionadas con la pandemia de fuentes poco fiables.

Nuestro estado psicológico y emocional también irá evolucionando y cambiando a lo largo del período de aislamiento. Al inicio será un período de adaptación, será relajado e incluso descansaremos lo que habitualmente no podemos por cuestión de trabajo, responsabilidades, etc. Pero esta situación de inicio cambiará, y las horas pesarán mucho si no hacemos algo para manejar todo este tiempo.

Organiza el día. Puede ser útil escribir en un folio una lista de cosas que se puede y/o quiere hacer. De hecho, se pueden confeccionar dos listas, una de cosas que hacer en la casa, esas pequeñas cosas que siempre vamos dejando porque no tenemos tiempo (ordenar los armarios, limpieza de zonas concretas, pequeños arreglos, etc.), y otra lista de actividades agradables y de relajación como leer un libro, ver esas películas o series archivadas para momentos en familia, pintar, escribir, o tocar ese instrumento que tenemos abandonado.

Mantén tu mente ocupada, desafíos mentales. Algunas personas estarán haciendo teletrabajo, es importante mantener un horario y una exigencia sobre el trabajo que se haga en casa. También ayuda el simple hecho de vestirse y no quedarse en pijama mientras se trabaja. Si no puedes trabajar desde casa y sigues yendo a tu lugar de trabajo, hay que aprender a manejar la ansiedad que puede despertar la situación de estar exponiéndose constantemente al exterior y volver a casa, sobre todo en el caso del personal que trabaja en los servicios de salud.

Si eres de los que ya no puede ni teletrabajar ni salir a trabajar, es importante encontrar actividades en las que se pongan en práctica actividad cognitiva, que supongan un desafío para seguir entrenando nuestro cerebro y mantenerlo activo, pueden ser simples como la lectura o más activos como hacer sudokus, estudiar alguna materia que tengamos en casa, practicar inglés o repasar cosas relacionadas con nuestro trabajo. En la era de la tecnología en la que vivimos tenemos muchos recursos para esto, aplicaciones móviles, vídeos y recursos en internet, etc.

No descuides tu cuerpo. Generalmente tenemos algo de actividad, pero con esta reclusión nuestros músculos pueden atrofiarse y aparecer lesiones. Por eso tenemos que tratar de hacer alguna actividad física dentro de casa, por ejemplo, caminando por la casa si es posible, ejercicios con pesas (o paquetes de comida de 1 kilo). También es una buena opción hacer actividades aeróbicas o de estiramiento siguiendo vídeos de los que tenemos en las plataformas digitales, que hay para elegir.

Aprovecha para disfrutar los momentos de los que no puedes cuando estás trabajando. Creo que lo más importante que tenemos que tener en cuenta es que siempre podemos buscar el lado bueno de todas las circunstancias que nos rodean, y en este caso tenemos que sacarle partido a tener que estar en casa recluidos durante un largo período de tiempo, así que tendremos que intentar darle la vuelta y disfrutar de lo que normalmente no podemos. A veces escuchamos en consulta las lamentaciones por problemas familiares por no poder pasar tiempo juntos, la tristeza de llegar a casa, ver ya a los niños durmiendo y no disfrutar ningún momento con ellos. Si estamos en familia podemos aprovechar la situación para hacer todas esas cosas que no podemos hacer, jugar con los niños, estar todos juntos, ver películas, etc.

Si miramos más partes positivas encontramos que podemos cuidar más nuestro descanso, no tenemos que madrugar, aunque es importante fijar una hora prudente para despertarnos cada día, y así no modificar nuestros ritmos circadianos, que puede traernos otros problemas.

Siempre nos quejamos del tiempo que no tenemos, lanzamos al aire y a la imaginación las cosas que querríamos o podríamos hacer si tuviéramos tiempo, como cocinar ese bizcocho que llevamos con la receta guardada 2 meses, pintar esa habitación que siempre queda en el olvido, o arreglar ese cajón desastre del mueble del salón en el que metes todo lo que no sabes dónde poner.

Esta es una magnífica oportunidad para dedicarnos a nosotros mismos, a nuestra familia, a nuestra pareja. Es una oportunidad para acercarnos más, para hablar de esas cosas de las que no hablamos cuando tenemos prisas, de darnos cuenta de que las personas con las que convivimos son nuestro mundo, el mundo que elegimos que nos salva del otro mundo.

Este es el momento de darnos cuenta de que nos tenemos, y podemos disfrutarnos.

De hacer mil planes para cuando todo esto termine.

Pero para poder SEGUIR, tenemos que PARAR.

#YOMEQUEDOENCASA

Este es Tu Espacio de Psicología, si quieres que hablemos de algún tema que te preocupe o del que quieras saber más contacta conmigo a través de mi email.

Ana Bella Vázquez Gento, Psicóloga de ciMa Atención Psicológica Huelva.

640563584 – cimapsicologia@gmail.com

*Artículo Publicado en Diario de Huelva el 17/03/2.020.

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Buzón abierto 1.

Buzón abierto 1.

A continuación publicamos una de las peticiones de ayuda que nos ha llegado a través del formulario que tenéis en nuestro BUZÓN.

A ver si entre todos podemos ayudarle o reconfortarle de alguna manera.

«En primer lugar buenas tardes.

Les escribo a este buzón porque estoy desesperado, pasando la peor época de mi vida. Tengo una niña de 11 meses, su madre y yo no estamos casados. Ella ha decidido poner fin a la relación y empezar una nueva vida junto a otra persona. No tengo ningún problema con eso, es decir, no lo estoy pasando mal por que me haya dejado, lo estoy pasando mal porque se ha llevado a la niña con ella a casa de sus padres, los cuales ya son mayores, y aunque no digo que no traten bien a la niña, yo sigo siendo su padre, y debería ser yo quien se ocupase de ella tanto o más que ellos. Mi ex me deja a la niña los días que a ella le conviene, yo soy el que se ocupa de todos los gastos de la niña, sin embargo tengo que andar mendigándole que me la deje. La niña siempre ha sido más padrera, para todo me buscaba, y ahora a mi los días sin ella se me hacen eternos, tristes y fatales. Mi abogado me dice que sólo podemos esperar al juicio para la custodia, que si mientras mi ex no quiere aceptar ningún régimen de visitas no tiene por qué hacerlo. Ella está agotando todos los plazos para que el juicio sea lo más tarde posible, y yo estoy desesperado. Ya no sé que hacer para no sentirme tan desgraciado e indefenso.

Muchas gracias, por lo menos me he liberado.»

Decálogo Anti-Amargura.

Decálogo Anti-Amargura.

1.- No te quejes: La gente más fuerte no se queja nunca. Una cosa es intentar mejorar las cosas y otra lamentarse porque no tienes lo que deseas. La queja es negativa intrínsecamente, no tiene nada de constructivo.

2.- Prohibido terribilizar: La terribilitis es la enfermedad del siglo XXI. Consiste en decirse a uno mismo: «Si me echan del trabajo será terrible, el fin del mundo».

3.- Necesitas muy poco para ser feliz: San Francisco de Asís dijo: «Cada día necesito menos cosas, y las pocas que necesito las necesito muy poco».

4.- Cuida el diálogo interno: No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede.

5.- No exijas nada a nadie: Una fuente de problemas es decirte a ti mismo que necesitas que todo el mundo te trate bien todo el tiempo.

6.- Cuídate: Ocúpate primero de ti mismo para hacer luego felices a los demás.

7.- Utiliza el humor y el amor frente a la locura ajena: Si tu pareja está de los nervios, dale besos y hazle bromas, pero no discutas en caliente.

8.- Disfruta en el trabajo: Hacemos demasiadas cosas por obligación cuando deberíamos básicamente disfrutar de la vida incluso con nuestras responsabilidades.

9.- Quiérete incondicionalmente: La mejor autoestima está basada en quererse a uno mismo, aceptar las circunstancias que no pueden cambiarse, y fijarme en lo que sí puedo mejorar.

10.- Aceptar incondicionalmente a los demás: No trates de cambiar a la gente que te rodea, si crees que las relaciones deben cambiar en algún sentido, comienza el cambio por ti mismo.

 

Carta a una Mujer Triste.

Carta a una Mujer Triste.

La fiebre es un proceso de defensa que nuestro cuerpo pone en marcha cuando algo no va bien en nuestro interior. Cuando el termómetro sube quiere decir que nuestro cuerpo está librando una batalla, en los esfuerzos por recuperar un equilibrio para nuestro bienestar. El cuerpo autónomamente sabe cómo luchar, y sabe cómo avisar. La fiebre es nuestra alerta, algo no va bien.

¿Tenemos en psicología algo parecido a la fiebre? Sería muy bueno un síntoma que disparara y avisara de que algo no va bien… Pues resulta que sí que los tenemos, y no sólo uno.

Nuestra fiebre es… Ansiedad.

La ansiedad puede ser de muy distintos tipos, puede tener la forma de ataques de pánicos inesperados, o esperados ante determinadas situaciones, puede ser ansiedad permanente, sensación de ansiedad continua, ese nudo en el estómago que hace que no quieras hacer nada y lo que hagas lo haces por obligación. También la ansiedad puede ser inquietud interior, la sensación de no parar internamente ni poder hacerlo, no parar de pensar, de preocuparse, de anticipar… Otras veces la cara de la ansiedad es la tristeza, los sinsentidos de vivir.

Muchas veces cuando salta nuestra particular febrícula lo que nos está diciendo que esa ansiedad es el síntoma de que emocionalmente se está librando una batalla en nuestro interior, que quizás vivimos una vida que no queremos vivir. Hay que diferenciar el vivir una vida que no queremos con el hecho de que en nuestras vidas haya partes que son por obligación y preferiríamos no vivirlas, como puede ser el hecho de no tener trabajo, o tenerlo y no gustarte… Cuando decimos que una persona vive una vida que no quiere queremos decir que esa persona inconscientemente no para de preguntarse quién es y porqué hace lo que hace, que termina viviendo por inercia, que se despierta y se da cuenta de que nada de lo que hace hoy día le hace feliz, y más aún, no recuerda la última vez que se sintió feliz, que sintió el placer de disfrutar del momento, que no encuentra cosas reconfortantes en su vida. Hay gente que pasa la vida haciendo lo que los demás esperan que haga, lo que los demás necesitan que haga, y un día se levantan sin saber quiénes son, y sin saber por qué hacen lo que hacen, y lo único que tienen claro es que están perdidos… Que no quieren seguir. Y aparece ella, la ansiedad, o la tristeza.

Entra entonces en juego el valor de los cambios, el empoderamiento de la vida propia, cambiar lo que no te gusta, y mejorar lo necesario. Perder la ilusión por vivir no es una enfermedad crónica, puede recuperarse. Aquí a veces el problema es que algunas personas no se sienten capaz de hacer esos cambios, se anclan a la triste realidad que ya conocen, porque no tienen la suficiente fe en sí mismos como para dar un paso hacia una dirección diferente, en cuyo destino se encuentra la satisfacción y el gozo de haber hecho algo que partía de sí mismo.

Y una de esas personas, que están en la lucha de creer en sí misma para encontrar el sentido y el calor de la vida, escribió una carta, que sin saberlo, era para sí misma, y con su permiso hoy la comparto con vosotros, porque estos son los verdaderos motivadores para tirar adelante, para crecer, para empezar a creer que sí que puede, que sí que tiene fuerzas, que sí que merece la pena, que sí que vale.

“¿Eres una mujer triste?

Pues déjame decirte que hoy debes abandonar ese sentimiento y empezar a ser feliz, mira por qué:

Tú en realidad no eres una mujer triste, eres una mujer que ha perdido la ilusión desde hace tiempo. No es necesario seguir insistiendo en algo que no funciona y date cuenta que puedes decir: ¡hasta aquí!, por un nuevo camino, será genial para ti, porque podrás disfrutar de una nueva oportunidad.

La vida no termina hoy un el día que perdiste la ilusión, simplemente no te rindas y empieza a cambiar todo lo que no funciona en tu vida, cambia esa situación.

Así de fácil, sólo cree en ello, ama la vida, levántate, sonríe, porque eres muy importante para tu familia, si tú estás triste ellos también. Así que anímate y sé feliz.

Un beso y un abrazo.”

Levántate, sonríe, ama la vida, cree en ello. ¿Qué le diríais a ella para que gane esa batalla?

9 Consejos para que seas feliz.

Dicen que la felicidad no es el objetivo de la vida sino una manera de existir. Si has aprendido a ver la alegría en todo, has encontrado el sentido de tu vida y sabes agradecer; cualquier persona que te vea dirá que eres un individuo feliz.

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Hemos decidido compartir con vosotros una pequeña lista que te hará entender qué es lo que le ayuda a un ser humano a vivir una vida más interesante, emocionante y con más sentido.

  1. Te alegras por los éxitos ajenos.

El principal motivo del éxito tanto laboral como personal es la habilidad de alegrarse por los logros de los demás. Los mejores equipos consisten en aquellos que se ayudan mutuamente, conocen su papel y no solo están preocupados por su éxito personal sino que valoran los logros del equipo en general.

  1. Buscas nuevas emociones constantemente.

No estás estancado. Sabes que eres único y capaz de aportar algo al desarrollo de este mundo. De acuerdo al psicólogo Robert Cloninger, «la búsqueda de lo nuevo es una de las características que te hacen más saludable y feliz. Te impulsa a desarrollar tu personalidad». Busca al explorador que llevas adentro y tu bienestar mejorará, tendrás más amigos y la vida solo te dará alegría.

  1. No buscas un balance entre el trabajo y la vida personal, simplemente vives.

Es imposible cuidar ese límite simbólico entre el trabajo y la vida personal. ¿Por qué? Porque tú eres tu trabajo. Tu vida es tu trabajo. Todo lo que haces y lo que te hace la persona que eres. La persona que no lo entiende, no vive sino simplemente trabaja.

  1. Eres capaz de compadecer a los demás.

El saber ponerse en el lugar de otro es una habilidad extremadamente importante y útil. Es útil precisamente porque te otorga la oportunidad de mirar el mundo y las distintas situaciones que suceden alrededor desde un ángulo distinto y, a la vez, hacer una pausa antes de juzgar a alguien. Este enfoque te cuida de los malos entendidos o las acusaciones precipitadas.

  1. Tienes algo que demostrarte a ti mismo.

Algunas personas tienen la costumbre de probar lo equivocados que están los demás. Están dispuestas a dar mil argumentos solo para imponerse a costa de otra persona. Sí, cuando este truco funciona, sienten una satisfacción. Pero la satisfacción realmente fuerte solamente se puede lograr al demostrarle algo a la persona más importante en tu vida: a ti mismo.

  1. Sabes que el éxito se logra con esfuerzo y determinación.

Nelson Mandela solía decir: «Si tienes un sueño, nada te impedirá hacerlo realidad hasta que te rindas». Sí, por supuesto, siempre habrá personas que serán más talentosas e inteligentes que tú. Sin embargo, el que realmente quiere lograr algo, lo logrará a pesar de todo.

  1. Consideras el dinero como una oportunidad, no como una recompensa.

El dinero no es el objetivo sino un medio. Te das cuenta de esto, por lo tanto al pensar en tu próximo sueldo no te imaginas el dinero en sí, sino lo que harás con él. No importa cuál sea tu plan: desarrollar tu negocio, comprar un auto o pagar un crédito.

  1. No crees que eres especial.

Por lo tanto, eres persistente y consistente con la realización de tus objetivos. Te das cuenta de que el éxito se basa en ambiciones, empeño y fuerza de voluntad. Claro, a veces la buena suerte y las personas indicadas ayudan, pero tú eres el que juega el papel principal. Sin embargo, no persigues una fama barata, por eso aceptas tus defectos y no escatimas en elogios para otras personas.

  1. Te das cuenta de que la dignidad y el respeto se quedan para siempre.

No importa quién seas y a quién tengas que tratar, respetas a todos igual. De esta manera recibes el respeto a cambio y te rodeas de la gente que estará dispuesta a ayudarte cuando sea necesario.

Fuente: Business Insider
Traducción y adaptación: Genial.guru