Respuesta a «Buzón abierto 1».

Respuesta a «Buzón abierto 1».

Después de algún tiempo que se haya publicado la petición de ayuda en nuestro BLOG, seguimos recibiendo a través de nuestro email respuestas para nuestro «padre coraje». En concreto, hemos querido publicar uno de esos emails que contiene una carta de apoyo para él.

Querido amigo:

Sé que estás pasando por momentos muy difíciles, es muy duro aceptar que ya no formas parte de la familia en la que habías depositado tantas ilusiones y esperanzas, y eso duele, ya no puedes ver a tu hija ni disfrutar de su compañía como antes, y eso duele, y el miedo a los acontecimientos futuros, esa incertidumbre, atenaza tu corazón; por no hablar de que el trato con «ella» se ha vuelto difícil, trabas para llegar a acuerdos, comentarios malintencionados llenos de reproches y rencor que te hieren profundamente y desestabilizan la poca calma con la que intentas afrontar la situación.

Pero esto no durará eternamente, todo cambiará, y de tu comportamiento en el presente depende el devenir futuro.

No puedes cambiarla a «ella» ni lo ocurrido hasta ahora, pero sí puedes modificar tu conducta, así que hay que empezar a hacer las cosas bien.

Toca ser un tío, un tío con valor, un hombre de los que se visten por los pies, con la cabeza fría para tener calma y serenidad en los momentos difíciles, con la frente bien alta con el orgullo de hacer lo correcto.

Toca olvidarte de ti y de «ella», eso murió, toca velar por el bien de tu hija, y eso significa decirle a esa niñita asustada por los cambios, que no se preocupe, que papá y mamá la quieren por encima de todo, que siempre estarán ahí para ella, y tendrás que hacerlo por mucho que «ella» te martirice. Y tocará tragarte las lágrimas de pena, rabia y frustración delante de tu hija, porque ella no tiene la culpa ni es responsable de las decisiones de sus mayores y ellos son su guía en este mundo, aunque «ella» cojee, mantén tú la guía.

Toca aprender a cumplir acuerdos aunque te disgusten o te indignen, ser objetivo y ecuánime ante los reproches, para mantener el objetivo principal que no es más que tu vida y la de tu hija.

Toca hacer las cosas bien, ser paciente, muy paciente.

Toca rehacerse, reaprender, ser responsable.

Y nada de esto es por ti, tú ya no importas, nada de esto es por «ella», «ella» ya no importa, todo es por tu hija y como beneficiario subsidiario estarás tú, lleno de orgullo y con la conciencia tranquila. No puedes obligar a nadie a pensar o a actuar de modo diferente al que deseen o se vean forzados, tú ya no puedes jugar a ese juego, la custodia es de «ella», «ella» educa, no puedes pensar en cómo hacer o qué decir para que «ella» haga o diga esto o lo otro, y a pesar de que esa forma de actuar es de dudosa moral, ya paso, las reglas han cambiado.

Pero sí puedes ser ejemplo y guía, puedes resurgir de las cenizas con un objetivo de enorme nobleza en mente, sacrificar ese orgullo que nace del rencor por el bien de tu hija, cambiar de actitud.

Puedes ser cariñoso, correcto, respetuoso siempre, firme cuando toque, tener la mente clara, las ideas claras y el pensamiento positivo.

Puedes ser solución en lugar de parte del problema.

Toca abonar el campo con lo correcto que hay en ti, regarlo con tu cariño, así, en un futuro, puede que obtengas una buena cosecha, si no lo haces es casi seguro que todos tus seres queridos sufran.

En los años que llevo trabajando me he encontrado con muchos menores perdidos en sus vidas, con problemas graves de conducta, un alto porcentaje de ellos son fruto de familias desestructuradas, con diferencias irreconciliables muy mal gestionadas, en las que los hijos han sido testigos incluso armas en y de las disputas de los adultos.

Por el contrario hay un pequeño pero honroso porcentaje de familias en las que los dos progenitores, uno de ellos se ha mantenido firmes, indiferente a los desmanes de su ex pareja, en una postura de firme cordura, ofreciendo una educación cabal en la medida de lo posible al menor. Esta pose de estoicismo casi heroico frente a los desmanes de «ella» hace, en ocasiones, que el menor, al tener edad para ello, decida alterar el régimen de custodia y residir con el otro progenitor, es decisión del menor, pero está ganada a pulso por el progenitor.

Llámalo karma, llámalo justicia poética, pero lo cierto es que el tiempo acaba poniendo a todo el mundo en su lugar.

En resume, tu hija es la luz al final del túnel, lo que ocurra a partir de ahora depende del filtro que le pongas a esa luz. Y la diferencia de lo que ocurra la marcas tú, lo que hagas a partir de este momento marcará el futuro, y tu dolor no es más que un residuo que hay que tragar, gestionándolo, para luego desecharlo asimilando la enseñanza que te haya aportado.

«Sólo» has de ser un buen padre, un buen hombre, un caballero y un tío con valor para conseguirlo.

Nadie tiene por qué agradecerte nada, sólo estás cumpliendo con tu deber, hablarán, dirán, y eso te ha de dar igual, ser el que se acuesta por las noches con la conciencia bien tranquila, con el íntimo orgullo del que hace las cosas bien, con cariño, respeto, firmeza, fortaleza y sobre todo responsabilidad.

Sé un hombre, sé un caballero, compórtate y la vida te sonreirá.

Si queréis hacer una petición de ayuda podéis rellenar nuestro formulario de manera anónima aquí.

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